01 abril 2011

LA DONACIÓN DE ÓRGANOS


Quiero el día que yo muera, poder donar mis riñones, mis ojos y mis pulmones. Que se los den a cualquiera.

Si hay un paciente que espera por lo que yo ofrezco aquí, espero que lo hagan así, para salvar una vida. Si no puedo respirar, que otro respire por mí. Donaré mí corazón, para algún pecho cansado que quiera ser restaurado y entrar de nuevo en acción. Hago firme donación y que se cumpla confío antes de sentirlo frío, roto, podrido y maltrecho que lata desde otro pecho si ya no late en el mío. La picha yo donaré, que se la den a un caído y levante poseído el vigor que disfruté.

Pero pido que después se la pongan a un jinete, de los que les gusta brete.. Sería eso una gran cosa, que yo descansando en la fosa y mi picha dando fuerte. Entre otras donaciones me niego a donar la boca. Pues hay algo que me choca por poderosas razones. Sé de quién en ocasiones habla mucha bobería; chupa lo que no debía y prefiero que se pierda,

antes que algún comemierda mame con la boca mía. El culo no donaré, pues siempre existe un confuso que pueda darle mal uso al culo que yo doné. Muchos años lo cuidé lavándomelo a menudo. Para que un cirujano boludo en dicha trasplantación se lo ponga a un maricón y muerto me den por el culo. Finalizo, agregando una anécdota que contaba mi suegro sobre este escritor. Dicen que un día estaba Camilo dormitando después de un almuerzo con unos amigos y uno de ellos dijo: miren Camilo esta dormido, a lo que camilo contestó desde su aparente sueño, no estoy dormido, estoy durmiendo. Uno de sus amigos le replicó, caray pero si es lo mismo, a lo que Camilo contestó : NO ES LO MISMO ESTAR JODIENDO QUE ESTAR JODIDO